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Vinos de 2011 y otros
Desde 2011 hasta la fecha, los vinos españoles mostraron una evolución marcada por la adaptación al clima y la búsqueda del equilibrio entre potencia y elegancia. La añada 2011 ofreció vinos concentrados y estructurados, mientras que 2012 mantuvo esa lÃnea con taninos firmes y gran capacidad de guarda. En cambio, 2013 fue un año más fresco e irregular, con vinos más ligeros y de consumo más temprano. Las cosechas de 2014 y 2015 recuperaron calidad y equilibrio, destacando esta última por su madurez y armonÃa. Finalmente, 2016 se consolidó como una de las mejores añadas de la década, con vinos equilibrados, complejos y de gran potencial de envejecimiento, considerados hoy un referente de elegancia y precisión. De 2017 en adelante, las condiciones climáticas extremas, las heladas y la sequÃa marcaron una nueva etapa de desafÃos y adaptación. La añada 2017 ofreció vinos potentes y concentrados; 2018, más fresca y equilibrada, devolvió la finura y la frescura al panorama vinÃcola; y 2019 brilló por su madurez perfecta y estructura impecable. A partir de 2020, los viticultores han sabido interpretar los efectos del cambio climático, produciendo vinos más precisos, frescos y sostenibles, con fruta pura, taninos pulidos y un estilo moderno que combina tradición y equilibrio. En conjunto, las últimas añadas españolas reflejan un paÃs vitivinÃcola en plena madurez, capaz de ofrecer vinos con identidad, historia y una calidad en constante ascenso.
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