La añada de 1979 ocupa un lugar especial en la historia del vino español. Fue un año de transición entre la tradición y la modernización enológica: las bodegas comenzaban a incorporar nuevas técnicas, pero todavía se mantenía el carácter artesanal que define a los grandes vinos antiguos. En Rioja, 1979 ofreció cosechas equilibradas y longevas; en Ribera del Duero, pequeñas producciones anunciaban el potencial que pronto la convertiría en referencia internacional; y en region